Primavera, un nuevo comienzo

Resulta curioso ver, una vez más, que la vida siempre nos trae de vuelta algunas cosas que, por nuestra condición humana, se nos habían olvidado.

Después de un mes de confinamiento, de haber llenado la nevera y la despensa a tope, de tenernos que ocupar de los niños porque no tienen cole, de empezar a teletrabajar unos días hasta que la cosa terminó en un ERTE, de pasar horas y horas con el móvil en la mano, viendo noticias, chistes y contenidos de todo tipo… Después de todo eso, apareció por fin la calma.

Tengo que reconocerlo, me estoy acostumbrando a vivir así.

No sé si lo que me pasa es que no quiero pensar en mis problemas: la incertidumbre sobre cómo y cuándo acabará esto, el miedo a que mis seres queridos sufran algún daño… O que simplemente algo ha hecho “click” en mi cabeza y en mi corazón.

Antes vivía, como cualquiera, con la certeza de que el mañana iba a ser igual que el día anterior… y reconozco que eso me gustaba: me levantaría, llevaría a los niños al cole y luego me iría a trabajar. También iría al cine o a tomar unas cañas con los amigos, o a comer a un restaurante.

Un día, de repente todo cambió en mi vida, como en la de cualquiera, y acabé en el punto que estoy ahora mismo, escribiendo estas líneas.

En realidad y pensando bien ahora, el cambio sucedió (como sucede la mayoría de veces) mucho antes de que yo fuese capaz de percibirlo, de darme cuenta de que nuestra vida había cambiado para siempre.20200414_230751Estos días al fin, imagino que me ha pasado como a ti, he tenido tiempo de ordenar las ideas y han acudido a mi mente numerosos recuerdos del pasado, incluso algunas cosas que había olvidado completamente, como mi primer beso, una caída que tuve de pequeño con el monopatín… Y lo cierto es que me he alegrado mucho al recordar tantas cosas, muchas de ellas tan buenas…

Otro cosa que he recordado ha sido que, cuando era más joven, solía escribir cuentos, vivencias y reflexiones, y que en esos momentos me ayudó a crecer y a superar otras dificultades.

Me he dicho ¿Por qué no? ¿Qué puedo perder? Así que me puse en contacto con dos de mis mejores amigos, que en su día tenían la misma inquietud y con los que en su día pude compartir ese maravilloso aprendizaje, y juntos nos pusimos “manos a la obra”.

Es irónico que hayamos comenzando la primavera (como a penas salimos a la calle lo hemos olvidado), pero resulta que es el momento idóneo para comenzar algo.

Mi amigo Raúl me dijo que la primavera representa el año nuevo para los persas y que los antiguos sufís hacían una celebración de limpieza interna y externa.

 

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Desde luego, son muchas las referencias que podemos hacer sobre la primavera y los rituales ligados a esta. Puede que este haya sido siempre el momento idóneo para detenernos, deshacernos de lo que ya no necesitamos y permitir que lo nuevo se manifieste.

 

Recuerdo que una vez leí un libro que hablaba sobre la Alquimia, ese antiguo arte que muchos consideran fantástico y que consistía, entre otras proezas, en la obtención de la piedra filosofal: un material con propiedades tan mágicas y sorprendentes, que llegó a despertar los intereses de reyes de la talla de Felipe II.

En el libro se explicaba que en primavera hay que comenzar los trabajos del alquimista, primero recolectando el rocío de la mañana, pues este alberga un “algo” que hay en el ambiente y que la tradición ha llamado de múltiples formas: Espíritu Santo, Alma del Mundo…

Esa Esencia, que el rocío de las mañanas consigue atrapar, vivifica de algún modo la naturaleza de forma cíclica, comenzando con esta labor en el equinoccio de primavera y terminando en el equinoccio de otoño.

En este periodo, que dura casi seis meses, la naturaleza se dota de la suficiente vitalidad para afrontar el resto del año, para volver a recargarse en primavera, completándose así el ciclo.

Dicho esto, me viene a la mente también que, curiosamente, muchas fiestas populares tienen lugar en primavera, por ejemplo la Semana Santa.

 

20200416_093526De un modo u otro, desearía que todos nosotros pudiésemos aprovechar esa energía que sin duda es positiva y que ha comenzado a estar presente estos días, envolviendo el mundo en que vivimos.

Aprovechar este momento insólito para reencontrarnos con nosotros mismos, poder cambiar las cosas que queramos cambiar y sobre todo dar importancia a lo que de verdad la tiene.

La incertidumbre no se irá, ahí fuera hay un grave problema, eso está claro. Pero también me gusta pensar que si nos está sucediendo esto, es para que aprendamos a utilizar correctamente nuestra mente y nuestro corazón.

El mundo ha seguido girando, y tenemos que movernos con él. Ojalá sepamos utilizar los tiempos que nos tocan vivir sabiamente y que esta fuerza invisible que todo lo envuelve, nos ayude a sanar nuestro planeta y a nosotros mismos.

SERGIO SÁNCHEZ

 

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